Sunday, January 17, 2016

Entre nosotros

Siempre el vaivén del tren me ha producido un dulce letargo, lo suficiente como para sentir que los pensamientos salen, corren, se abrazan y hablan tonterías. Me hace sentir agradablemente drogado y tranquilo, y eso es bueno para alguien que debe mantener la mirada calidamente equilibrada y el corazón más allá de la razón humana.
Tenía aún en las manos el periódico en que había leído la muerte de aquella joven del café, y creo que en el bolsillo ese cigarrillo que nunca prendió. Lamentablemente hay veces en que las historias terminan así. con alguien tomando el camino más corto y dejando a los demás el camino más largo.
El tren me llevaba a Puerto Victoria, un viaje de ocho horas, en donde esperaba pasar solo unos días, siempre que lo que tenia entre manos antes resultara bien.
Sentada enfrente de mi iba ella, la bella Susan, que afanada en su teléfono dejaba pasar los minutos. La había reconocido al subir, y encontrarme con esos ojos profundos de suave mirada. Nos reconocimos al instante y a pesar de habernos quedado mirándonos un largo minuto no nos hablamos. No doy muy entendido en las mecánicas de la casualidad paro la cuestión es que estaba sentada allí en frente mío. Nos habíamos encontrado algunas veces antes, ella en lo suyo y yo en lo mío, pero habíamos hablado muy poco. Quizás el hecho de sabernos de la misma naturaleza y lo que hacíamos nos mantenía distante.
Miraba de reojo mi periódico y yo su teléfono.
- ¿ Me prestas el periódico ? -
- Claro -
Lo tomo, leyó y se quedo mirando el paisaje.
- ¿ Que lamentable lo de la chica, ¿ No crees ? -
- Sí, tú sabes Susan que hay veces en que las cosas no terminan bien -
- Cierto, pero uno siempre puede hacer más -
- Pero en este caso no hice nada. Uno aprende a distinguir cuando el daño es irremediable -
Yo sabía que a Susan estas cosa le afectaban mas que a mi, debido a la tarea que ella realizaba. Pero me afirmaba en la conviccion  de que yo actuaba lo mas justo posible. Consideraba que mi labor a pesar de ser un tanto desagradable, era justa.
- ¿ A donde te diriges ? - le pregunte mientras me devolvía el periódico.
- A Puerto Victoria -
- ! Mira tú !, al igual que yo -
- Ja ja . no me digas -
- ¿ De paseo o en lo tuyo ? -
- Al igual que tú creo -
Me miro con esa mirada de quien ha cazado algo.
- ¿ Portadora ? -
- No, selladora esta vez -
- Mmm, que bien -
- ¿ Y tu en lo tuyo ? -
- Sí, y espero que todo salga bien -
- ¿ Quien es ? -
La mire sorprendida, esa era una pregunta que no se hacia entre nosotros. Alzo la mirada, sabía que había sido osada.
- ¿ Por que te interesa saber ? -
- Solo curiosidad -
La mire fijamente. Esos ojos me encantaban, ¿ Quien se resistía a esa mirada ? -
- Es un joven que esta muy ligado al mar, su nombre es Ronald -
Susan abrió los ojos intempestivamente. Su rostro se transfiguro y con la boca a medio abrir se recostó sobre el respaldo . Creí que algo malo le sucedía.
- ¿ Te pasa algo ? -
Miraba el cielo del vagón como ida, mientras sus cejas se movían en un tic nervioso. Se enderezo  y su rostro dibujo una sonrisa. Admiraba estos cambios repentinos en el rostro que solo algunos podían hacer.
- ¿ Tú me estas bromeando ?, ¿ Cierto ? -
- ! ¿ Que ? ! - conteste entre molesto y sorprendido.
- Que me estas bromeando, tú sabes algo -
- Eres tú la que me bromea con esa actitud -
- ¿ Que bromeando ?, si eres tú el que sabe algo -
- ¿ De que hablas ?, yo solo te he contado lo que tu querías saber -
- Mira Julian, si no es broma la tuya, aqui pasa algo -
- No es broma , ya ya déjate de juegos -
- No estoy jugando -
- ¿ Entonces ? -
- Escucha, aunque te cueste creerlo yo voy hacia un hombre que es pescador, y se hace llamar Ronald -
Fruncí mi frente. Pensaba.
- Sí tú no bromeas y yo tampoco, entonces hay algo extraño aquí -
- Sí, algo esta pasando aquí, no es normal que alguien sea visitado por las dos caras de la vida al mismo tiempo, y menos que estas dos se encuentren -
- ¿ Estas segura de tu portador ? -
- Sí por supuesto -
- Susan, ¿ Puedes llamar a alguien ? -
- Sí, ¿ Pero para que ? -
- Solo llama a cualquiera de tus contactos -
Susan se veía tranquila, pero me daba cuanta que la expresión de sus ojos cambiaba, era una mirada tensa, temerosa, como la de los que han sido cazado. Tomó su teléfono y llamó.
- ¿ Alo ?, ¿ Claren me escuchas ? -
- ¿ Alo ?...¿ Alo ?... -
- Claren, soy yo -
- Claren escúchame -
- ! Dios !, ¿ Me escuchas ? -
- ¿ Alo ? -
Le tome la mano para que terminara con la llamada, me miró agitada, temerosa.
- Cálmate no te oirán -
- Así parece, problemas de red -
- Susan, no son problemas de red -
- ¿ Como sabes eso ? -
Me saque la mascara. La miraba y me daba cuenta de que había perdido la calma. Que su mirada ya no era tierna, que sus movimientos se habían vueltos bruscos. Sabía que ella no entendía lo que estaba pasando y por más que le diera vueltas al asunto no llegaría a imaginárselo. Reconozco  que me sentía incomodo. Nunca ha sido fácil lo que hago, pero ahora se volvía penoso, pues le cobraba a uno de los nuestros y esto significaba para nosotros abandonar todo aquello con lo cual nos habíamos encariñado. Muchas veces este era el error, volvernos humanos, sentir como ellos, perdiendo el equilibrio que habíamos logrado atraves del tiempo, tiempo que cambien existía para nosotros.
- Porque se ha cortado el cordón que te ata a esta naturaleza. Estas para este mundo -
- Ja ja ja ja -
Se puso a reír de buena gana, con alegría, y su risa era contagiosa. Reía tanto que sus ojos comenzaron a humedecerse.
- Es la cosa mas graciosa, original que he escuchado en mi vida -
Me quede en silencio mirándola -
- Vamos te doy el crédito, eres original con tus dichos -
- No me des el crédito de nada, al contrario, pues te he perdido -
- Dale con la broma -
- No es broma Susan -
Creo que miro en mi semblante la tranquilidad, la falta de humor y la ausencia de una sonrisa. Esto deshizo la suya y dio paso a una expresión de duda, cautela, sospecha.
- ¿ Sabes Julian ?. Te doy que este ajena, muerta, pero si fuera así me habría dado cuenta, ¿ No crees ? -
- Pues ese es el problema, no te has dado cuenta porque tienes más de humano que de luz -
- Siguiéndote en la broma, te voy a demostrar que estas equivocado -
Espero pacientemente unos minutos fasta que paso el mozo encargado del desayuno. Yo ya temía lo que podría suceder. Estaba tranquilo y en eso radicaba mi fuerza, pero sabía que una luz transformada en demonio era lago peligroso y de temer. Conocía el espíritu fuerte que tenia Susan, y sabia que esa mirada suave escondía determinación y fuerza, dos ingredientes que harían de ella un peligro. Solamente espere que su luz fuera más fuerte.
- Señor, ¿ Me puede traer café ? -
El hombre siguió de largo como si nada. Susan espero atenta al pasillo. Lo vio venir de vuelta.
- Señor, le pedí un café - le dijo mientras intentaba tomarle el brazo. El hombre siguió de largo.
Susan giro y me miro con miedo, con desesperación, y era a eso lo que temía.
- ! Maldito !..! ¿ Que me has hecho ? -
Se tomo el rostro con las manos mientras su respiración se agitaba .
- Cálmate, te lo ruego, aun queda luz en ti, siéntela, ella te hará volver -
Intente tocar su cabellera pero bruscamente mi mano.Alzo su cuerpo clavándome su mirada. Sus ojos tenían un color de infinito y su mirada era gélida  como el dolor.
- ¿ Por que ? -
Y su vos sonó ronca, pastosa, arrastrada. Había perdido melodía, mas bien era como un fuerte viento en mi oído.
- Has perdido el equilibrio, te has vuelto mas humana, y como humana se te cobra pues no has devuelto lo que se te ha dado.
- ¿ De que hablas ?..! ¿ Y todo el amor que he llevado y entregado ? !... ¿ No he sacrificado la familia que forme aquí ?..¿ No sacrifique esta imagen ?..! y todo para que el amor prosperara !
- Tu lo has dicho, los has sacrificado -
Guardo silencio sin dejar de mirarme mientras colocaba sus manos tensas en las rodillas, como un ave presta a cazar.
- ! No sabes lo que dices !..! No sabes como he amado aquí !..! No sabes cuanto he entregado ! -
- Se que has amado mucho, que has entregado mucho,...¿ Pero que has amado, que has entregado ? -
- ! A todos !... ! A todos ! -
- Susan has amado mucho, tanto que te has enamorado del amor y descuidaste a los que aqui te acompañaban -
- ! Mentira ! -
Guarde silencio. Temía a las reacciones que internamente la estabas sacudiendo y me preparaba para algo que no deseaba. Sentía la lucha que dentro de ella se libraba y me apenaba que sus encantos se fueran diluyendo en el miedo que la iba ganando.
- Susan la vida te habló hace tiempo, pero tu no la escuchaste. Habló atraves de tu hija, ¿ Te acuerdas cuando intento suicidarse ? -
Ví la emoción en sus ojos, que ya eran infinitos, y el brillo en ellos que antecedía unas lagrimas. Lloró amargamente y sentí mía esa amargura. Me acerque y la abraze. Se quedo en mí abrazo transmitiéndome su pena
- ¿ Que sera de los míos aquí ? -
- Te extrañaran, pero pasara ese dolor. Esa es la ventaja del humano, en ellos el sentir se mitiga o pasa pues son leves -
- Abrázame mas -
La abraze y se anido en mí pecho como buscando refugio.
- Amé a los hombres por eso mismo, porque quería que fueran más que un suspiro. Me gustaba en ellos lo circunstancial que son y lo imprevisibles en que esto los convierte -
- Es fácil  enamorarse de ellos Susan, pues aun tienen ese primer hálito ingenuo de la creación -
- Sí, y lo he sentido, en ellos he vivido la creación -
La abraze fuertemente. Solo sollozaba lentamente.
- ¿ Que sera de mi ahora ? -
- Volverás a la luz, pero nunca dejaras de ser Susan -
Comenzó a quedarse dormida lentamente.
- Abrázame, no me sueltes -
Sentí como su cuerpo iba quedando  inerte, como todo en el se dormía, y sentí una comunión entre nosotros. Se iba en paz, en el amor que tanto entrego y la transformo.
Aun tengo abrazado su cuerpo, pero se que ya no esta. Miro por la ventana el paisaje que corre y pienso que  así quiero que me abrazen cuando tenga que volver.
Aun es temprano, creo que necesitare ese cigarrillo que aun no he encendido.


( Cuentos vagos )







Saturday, January 09, 2016

Coincidencia

- ! Tres monedas !.., ! ¿ tienes un cigarrillo que me regales ? ! - grito el calvo Mario mientras se    acercaba lentamente con su cogera.
- ! No , no tengo !..., ! no puedo satisfacer tu vicio hoy ! -
  Mario ya al lado de él le sonrío
- Buena , satisfacer, tu siempre tan bien hablado -
- Cojo, no tengo hoy, y las pocas monedas están en el estomago ya -
- ¿ Supiste que tomaron al Julio ? -
- No, que lastima , pero ya saldrán. Sabes que la policía juega a hacerse la dura con nosotros -
- Sí lo se, pero deberían dedicarse a los bandidos de verdad -
- Bueno, calentemos lo que queda de comida - dijo tres monedas mientras prendía fuego a una     pila de tablas y cartones que serian el calor de la noche.
  Las manos tendidas sobre el fuego, el hambre saciada; y el espíritu estaba tranquilo.
- ¿ Sabes tres monedas ?, En noches como esta pienso que podría estar en una placida cama         donde mi hermano -
- ¿ Y por que no lo haces ? -
- Sabes que me gusta esto, sí me gusta -
- ¿ Entonces ? -
- Es que mi hermano me obligaría a cambiar, y no me dejaría ser yo -
- Mira cojo, sabes que te estas volviendo viejo. Aprovecha de que tienes una puerta abierta aún-
- No se,  solo se que ahora me gusta este fuego -.
  Tres monedas cojio los platos sucios y los metió en una bolsa mientras Mario se cubría con    su   manta de eternos agujeros. Tendieron los pies hacia el fuego y sintieron ese calor tan  amigo, tan intimo, tan incondicional. Tres monedas metió una mano en un bolsillo de su  raída   chaqueta y sacó  un cigarrillo.
- ¿ Como que no tenias ? -
- Lo guarde para este momento, sabrá mejor -
- ¿ Sabes ?, hay veces en que me parece que eres de otra vida, que no perteneces aqui -
- Ja ja ja, ¿ y de donde sacas eso ? -
- De tu manera de hablar, de como piensas, en fin -
- Quizás mis antepasados -
- Nunca me has contado de tu familia -
- No tengo nada que contar, pues no la tengo -
- ¿ Como así ?, debes tener padres -
- De mis padres tengo vagos recuerdos. Solo me acuerdo de que mi madre trabajaba en una         linda casa, y que siempre llegaba al anochecer con extraño olor en su boca -.
  Hizo una pausa tres monedas mientras pasaba la "cola" del cigarrillo.
- Era alcohol, eso lo supe con los años -
-! Chuuuu !, ¿ y tu padre ? -
- De el solo recuerdo una noche llena de risas, en que me tomo en sus brazos y puso en mi cuello   una cadenita -
- ¿ Y aun la tienes ? -
- Sí -
  Tres monedas bajo los ojos, urgo en su pecho y saco a la luz del fuego una delgada cadena de     la cual pendía la figura de una rosa a la cual le faltaba la mitad.
- Es linda - dijo Mario tomándola entre sus dedos.
- Para serte sincero cojo, pocas veces la he mirado, y no me preguntes porque la llevo aún -
- Ja, ¿ te molestaste ? -
- No -
- Parece que andas sentimental esta noche -
  Tres monedas volvió a esconder la medalla en su pecho, y se tendió sobre su delgada manta. El
  cojo lo imito.
  Tendido y con la mirada perdida Mario susurro..
- Por algo la llevas aún -
  Tres monedas ya dormía.


  Que el suelo fuera pedregoso, colonial, no impedía que Andrea avanzara con pasos cortos pero   seguros por aquella callejuela que parecía de otro tiempo. La calle de las flores no cambiaba,     era perenne y regalaba aromas que a cien metros de allí nadie imaginaba que existían.
  Andrea entro en la florería con esa seguridad que su tímida sonrisa escondía.
- Vengo por unas Rosas Australes que encargue -
  El tendero reacciono y apago maquinalmente la radio.
-¿ A que nombre ? -
- Andrea Mischlet -
- Espéreme -
- Estas son -
- Esta cancelado señor -
- Bueno, se las envolveré -
- Aquí están sus tres botones -
- Gracias, ¿ alguna recomendación ? -
- Solo cariño -
- Ja, entiendo -
  El empedrado hacia de la callejuela un horno. Pero Andrea encamino sus pasos raudamente,
  para aligerar ese infierno. Indiferentemente avanzaba, cuando una voz raspada le sacudió el       minuto.
- Señorita, ¿ me puede regalar tres monedas ? -
  Andrea se detuvo y miro una cada ajada como libro viejo, que mostraba una sonrisa de               dientes dañados.
- Que atrevido eres -
- ¿ Por que señorita ? -
- Ja, me pides, y ademas tres monedas -
- Disculpe mi dama, la vida es costosa -
  Andrea se quedo mirando aquella figura que parecía salida de un cuento mal habido.                   Parpadeo como esperando que el mendigo se diluyera.
- Mira - dijo secamente - te daré lo que yo pueda -
-Creo que puede tres monedas -
- ! Atrevido !, ¿ crees que es una obligación darte ? -
- Por supuesto que no, yo solo pido lo que usted puede darme -
- ¿ Y que sabes tu ? -
- Nada -
  Andrea  se sintió embarcada en un dialogo que no quería, pero por cosa misteriosa no podía
  romper.
- Mira, hagamos una cosa. Te daré una moneda y la próxima vez que te vea te daré la otra -
- ¿ Nos entregamos a la casualidad ? -
- Pues sí, la misma que nos hizo encontrarnos -
  Andrea saco una moneda de su bolso y la puso en la mano de "tres monedas". Este la apretó.
- ¿ Como te llamas ? -
- Diego, para servirle, ¿ y usted ? -
- Andrea -
- Bonito nombre -
- Gracias -
- Veo que le gustan las flores -
- Embellecen  en donde estén -
- Así es, pero ademas el alma -
- Hablas bien después de todo Diego -
- ¿ Lo dice porque me ve todo roto ? -
- Disculpa no quise ofenderle -
  Andrea bajo la mirada mientras tocaba suavemente sus tres botones de "Australes".                   Se sintió   incomoda.
- No se preocupe señorita, todos tenemos prejuicios -
- No es por inmiscuirme en su vida, ¿ Pero por que vive así ? Se nota que tienes cierta                     educación-
- Simplemente termino gustándome esta vida, y usted sabe que uno es , uno y su circunstancia -
  Andrea lo miraba mientras el hablaba, y comenzo a darse cuenta que después de todas las           lineas de ese rostro quedaban unos ojos pardos de transparente mirada. Extrañamente se           sintió nostálgica.
- Bueno señor..., Diego, debo hacer muchas cosas hoy, lo dejo -
- Sí señorita ..., Andrea -
- Cuídese señor -
- Usted también -
- Le debo, no lo olvidare, sera la excusa para otra charla -
- Ciertamente así sera -
  Diego se quedo mirándola mientras ella se alejaba. La moneda brillaba en su mano bajo el sol;
  y uno de los botones de Rosas se abría en los brazos de Andrea.


- Pasa Luisa, esta algo desordenado si -
- No te preocupes -
- Toma Asiento -
- Gracias - dijo Luisa mientras capturaba los detalles de aquella habitación.
- ¿ Un café ? -
- Sí, que rico -
  La habitación era un calidoscopio de formas y colores que reflejaban el agrado que tenia             Andrea por la vida.
- Toma, ¿ Bueno de que se trata la cosa ? -
- Mira Andrea, necesitamos terminar la colección de fotografías para la revista, y pronto. Pero
  el equipo quiere unas más artísticas, más arte en la imagen, Tu sabes la linea del cliente -
- Entiendo, ¿ Y cuanto tiempo hay ? -
- Tres semanas -
- ! Tendré que correr !, tu sabes que me caso pronto -
- Sí, lo se y siento que te presione con esto -
- No hay problema -
- Sabes, nos gustaría algunas....... -
  Se interrumpió Luisa cuando el color de unas flores atrapo su mirada.
- ! Que bonitas rosas ! - exclamo
- Son unas "Australes", bien únicas -
- Se notan frescas -
- No te creas, hace dos semanas que las tengo, pero siguen como el primer día -
- ¿ Y solo te ha abierto una ? -
- Sí, aunque te suene raro -
- Extraño, no sabia que duraran tanto -
- Yo tampoco, mejor duran más -
- Están preciosas, cuídalas -
- Ja, parecen que se cuidan solas -
- Como la dueña -
- Ja ja ja, - rió Andrea, y su risa fue rebotando en todos los colores y formas, hasta inundar la       habitación.
  Andrea cerró la puerta tras despedir a su jefa. Se encamino hacia las rosas.
- Que extrañas parecen ustedes, ¿ Y ustedes dos que esperan para abrir ? - dijo mientras tocaba    los botones. El día moría, pero no las rosas.


  La casualidad hizo su juego nuevamente como lo hace todos los días, pues es la falla que tiene     el señor Destino, y la responsable de que las vidas a veces tengan giros sorprendentes.
  Sentada en un banco, con las manos en un vaso de café, Andrea intentaba entibiar la fría             mañana y su cerebro para procurarse aquellas fotografías.
-¿ Me permite sentarme ? - dijo Diego mientras sostenía un humeante café.
  El rostro de Andrea se inundo de sorpresa, y algo de su bebida se derramo.
- Claro, ¿ Como esta usted Diego ? -
- Bien , pasando estos fríos -
- Antes de que se me olvide - y abriendo el bolso saco una moneda
- Toma es algo de lo que te debo -
- Veo que usted es una mujer de palabra -
- Pues claro, ¿ O quieres que te de lo restante ? -
- No, así es mejor, se crea compromiso -
- Ja ja, vamos no es para tanto -
  Guardaron silencio. El café sabia bien. El frío se retiraba.
- ¿ Te podría hacer unas fotografías ? -
- ¿ A mí ? -
- Sí, te pago por supuesto -
- No creo que este para fotografía -
- Son para una revista , te pagare  -
- Ja ja ja, yo en una revista -
- Diego, creo que tienes la imagen de lo que ando buscando -
- ¿ La miseria humana ?
- Yo no he dicho eso -
- ¿ Entonces ? -
- Tienes la vida en tu rostro, la vida dura -
   Diego bajo la mirada, se toco sus ropas y su rostro, y le devolvió la mirada. Andrea lo miró
   con curiosidad.
- ¿ Sabe , señorita Andrea ?, usted me cae bien -
- Gracias, tu también -
- Así que dejare que me inmortalice -
- Solo necesito tres fotografías, con eso bastara -
  Ella tomo su cámara, y le dijo a Diego que se quedara en esa posición. Hizo !clic! su cámara.
- Ahora colócate más de perfil -
- ¿ Así ? -
- Sí, levanta esa mirada -
  Hizo otro !clic!.
- Ahora ábrete un poco el pecho -
  Diego se abrió su raída chaqueta y su camisa. 
  Andrea mientras lo arreglaba se percato de la delgada cadena que pendía en ese cuello. La         tomo entre sus dedos, y observo. Se sintió sorprendida y hasta confundida, como si nubes           aparecieran en su pensamiento.
- Que bonita rosa llevas en tu cuello -
- Disculpa, ¿ De donde la sacaste ? -
- No la he robado , si es lo que piensa. La llevo desde niño.
- ¿ De tus padres supongo ? -
  Andrea preguntaba con creciente curiosidad, mientras se tocaba el cuello como serciorandose 
  de algo.
- De mi padre -
- ¿ Y que es de él ? -
- No se, tengo pocos recuerdos de él. Esta cadena y su aroma a lavanda -
- ¿ Y tu madre ? -
- Ella murió hace tiempo , alcoholizada -
  Una Andrea sorprendida e intrigada miraba a Diego fijamente. Introdujo su mano entre la         blusa y saco a la luz una cadena.
- ¿ Sabes Diego ?, que curioso, yo tengo una cadena igual a la tuya con la otra mitad de la rosa,
  mira -
  Diego la tomo y con el asombro en su rostro la observo.
- Es cierto, increíble -
- Sí que lo es -
- Esta si que es coincidencia -
- Más que coincidencia , me parece extraño -
  Guardaron silencio, cada uno en sus propias impresiones. Ambos tratando de arañar ciertas       ideas que no se atrevían a asomar, ambos tratando de resistirse a la intriga que los inundaba.
  Andrea sintió un frío que le recorrió la espalda, quizás miedo, y reacciono cual alarma.
- ¿ Como te encuentro para dejarte las copias ? -
- Donde nos conocimos, paso siempre por esos lados, y si no en su florería, me conocen -
- Gracias Diego por todo -
  Y raudamente como arrancando de algo fantasmagórico, Andrea tomo su bolso y se alejo con
  acelerados pasos.
- ! Señorita !, ¿ No eran tres fotografias ? alzo la voz  Diego, pero Andrea ya era distancia. Toco
  la moneda en su bolsillo.
- Que extraña señorita, la asusto parece la coincidencia - se dijo mientras caminaba.
  En tanto, a miles de metro de allí y en la ausencia de Andrea, uno de los botones de "Australes"se abría.


  Cerró la puerta bruscamente, tiro su bolso en la mesa y se tiro sobre el mullido sofá. Se sentía    agitada desde hace días, inquieta, ansiosamente temerosa. Ella se lo atribuía al trabajo, a su      próxima boda. Pero en realidad eran ciertas preguntas que la tenían ese estado. Preguntas      que habían nublado su quieto cielo, su linda simpleza.
 Tenia la fotografías en la mano. Las saco y miro aquel rostro que colocaba a su espíritu en  estado de alerta, el rostro de las preguntas.
- Aroma a Lavanda, como mi padre -
- La misma cadena, la mitad de la rosa -
- Los rumores sobre mi padre -
- El color de esos ojos, como mi padre -
  Todas estas palabras las susurro Andrea para si, como en un rezo, quizás creyendo en que las     exorcizaria y las volvería inocentes coincidencias.
  Tomo su bolso, las fotografías y salio dispuesta a enfrentarse a las casualidades.
  Después de caminar en vano por la calle de las flores, entro en la florería.
- Disculpe ando buscando a Diego, un hombre que pide por aquí. Me dijo que usted lo conocía -
- Tres monedas,.....lo siento falleció hace tres días atrás -
  Andrea sintió un frío que la paralizo. Se quedo sin ideas, sin lenguaje, quieta como alguien a       quien le han robado el hálito. Balbuceo algo, pero solo fue un intento. La invadió el silencio, la   nostalgia, y por primera vez en años se sintió extrañamente sola, y todo esto en un minuto.
  Se apoyo en la firmeza del mesón y con temor hablo.
- ¿ Que le paso ? -
- Lo atropellaron,....estaba ebrio, dicen que hace días andaba bebiendo, cosa que rara vez             hacia -
- No sabe cuanto lo siento -
- Sí, era un buen hombre -
  El hombre cayó en la cuenta de que los ojos de Andrea estaban lagrimosos, brillantes en pena.
- Disculpe señorita, ¿ Usted lo buscaba para algo ? -
- No, nada importante, gracias -
  Apretó su bolso y lentamente busco la salida. Una vez fuera, el ruido, las voces, el gentío, la         embriagaron mas. Camino sin destino fijo, como lo hacen los lamentos esperando que algo los   calme. En cada paso una duda, en cada paso una despedida; hasta que una sombra se cruzó.
  Una sombra que tenia voz y pedía.
-¿ Me puede dar una moneda ? -
  La voz volvió a Andrea a sus pies, y sus ojos se encontraron con una joven mujer que la
  miraba. Andrea le miro sus verdes ojos y su delgadez. Maquinalmente metió su mano  en la       cartera y saco tres monedas.
- Toma, la vida es costosa -
- Gracias -
  Las monedas bajo el sol , brillaban como joyas en aquella mano; mientras, envuelto en una         tenue claridad y silencio se abría el ultimo botón de "Australes".


( Cuentos vagos )











  


Friday, January 01, 2016

El beso

La pobre mirada de Daniel hacia buen juego con el austero paisaje que miraba a través de la ventana del bus. Sentía sofoco. Pero él se lo atribuía a la ansiedad. Después de todo - se decía - sera la primera vez que haré algo así, así de importante.
A pesar de saber lo que tenia que hacer, conocía de historias que no habían terminado bien, y esto era suficiente para inquietar a su sempiterna tranquilidad.
Mientras miraba el reloj pensaba en como seria Susan. Conocía su fotografía, su voz, pero una cosa distinta era un "face to face", como decía él.
El bus se acuno suavemente en el anden. Daniel bajo buscándola instintivamente con su mirada. No la encontraba, pero se tranquilizo cuando se dio cuenta que una difusa silueta con grandes gafas negras lo observaba  detrás de una mampara de vidrio.
- Es ella - se dijo
La silueta avanzo y él salio a su encuentro. Susan lo abrazo, y él le beso la mejilla. Mirándose se quedaron unos minutos.
- ! Oh Susan !, por fin juntos - exclamo Daniel
- ¿ Como estuvo el viaje ? - pregunto Susan mientras se quitaba las gafas. Daniel pudo apreciar la belleza de unos ojos opalados, profundos, pero increíblemente suaves en su mirar.
- Fue un buen viaje, tranquilo, algo caluroso si -
- Es la época Daniel, y estos valles suelen serlos
- La verdad que las fotografías no honran tu atractivo - coqueteo Daniél
- Gracias...conozco un lugar en donde podemos conversar - corto Susan el pretendido galanteo.
Entraron en un bar cuyo interior estaba envuelto en una extraña oscuridad azul. Luces azules detras de grandes acuarios difuminaban la luz dando la sensación de que se estuviera en un sueño.
- Que extraña sensación da este lugar, parece que todo fuera irreal - dijo Daniel mientras su mirada se movía entre Susan y los acuarios.
- Sí, lograron un buen efecto -
- ¿ Pidamos algo seco, Susan ?
- Sí, Martini -
A los minutos, dos copas aromaticamente frescas estaban ante ellos. Hicieron un salud por el día y bebieron.
- ¿Susan cuanto tiempo llevas aquí ? -
- ¿ Me estas preguntando la edad ? -
- Ja ja ja, en cierta forma si -
- Pues más de lo que llevas tu -
- No lo parece, tienes un aspecto juvenil -
- Gracias, me ha tocado esa suerte -
- Hagamos entonces un brindis por el amor - inquirió Susan
- Salud por los caminos del amor - alzo la copa Daniel
- Porque tu sabrás Susan que ahora somos un camino del amor -
- Me lo dices a mi -
Susan miro fijamente a Daniel mientras hacia rozar la copa en sus labios.
- ¿ Es tu primera vez ? -
- Sí - contesto algo incomodo Daniel 
- Recuerdo cuando lo hice la primera vez, estaba como creo estas tu ahora, nerviosa. -
- ¿ Pero resulto todo bien ? -
- Sí, resulto una bella historia - y una sonrisa se dibujo en Susan.
- Bueno Daniel, ¿ Sabes como es esto ?-
- Sí, lo se -
- ¿ Sabes que debes controlar tu corazón para que lo que llevaras en ti no se pierda ? -
- Sí, aunque te digo igual me provoca ansiedad -
- Sí, te entiendo -
- ¿ Pero como tu lo has manejado teniendo pareja ? -inquirio Daniel mientras tomaba la mano de Susan
- No ha sido fácil, y más de alguna vez he tenido problemas -
- ¿ En serio ? -
- Sabes, no tengo una muy buena imagen en mi entorno, pero lo entiendo ellos no son concientes
- ¿ Y tu pareja ? -
- El ha tenido que vivir con eso. El me ama, y por el amor que le tengo como hombre cuanto daría por decirle la verdad...., pero no entendería, no es uno de nosotros.
- Son complicadas las realidades cuando se encuentran -
- Cierto, pero nosotros debemos estar por sobre ellas -
- Sí, aunque debemos reconocer que el amor te vuelve vulnerable cuando estamos aqui -
- Es el amor - respondió Susan mientras tocaba con su mano la copa de Daniel
- Te voy a besar - susurro Susan escrutando la mirada de él
Bebió de su copa sin despegar la mirada de Daniel.
- Lleva este beso, lleva este amor, y no lo pierdas. Asegúrate de entregarlo a quien ya tu sabras -
- Lo haré - respondió Daniel
- Lo se, pues para eso estamos aquí, para transmitir amor a quien no lo tiene -
Hubo un silencio angelical. Susan se acerco aun silente Daniel y acaricio sus cabellos.
- La persona a la que besaras sentirá amor, y eso gracias a ti -
Susan acerco su rostro a Daniel, y lo beso intensamente bajo esa oscuridad de ensueño.

El sonido se volvió lentamente perceptible a los oídos de Daniel, hasta que fue una realidad. Sintio sus labios intensamente húmedos y se los toco como en un acto reflejo. Sus parpados se entreabrieron en rápidos movimientos buscando realidad en que afirmar la mirada; mirada que fijamente  estaba atrapada en aquella figura del ángel con un corazón en las manos que la publicidad mostraba. Volvió a sentir la alarma del chat, y se sintió real.

Miro la ventana del chat, y leyó 
- Carolina escribió
 ¿ Que paso, estas ocupado ?
 Daniel tecleo
- Daniel escribió
 No, disculpa tenia una llamada

- Carolina escribió

 Entiendo
¿ Bueno nos vemos mañana entonces ?

- Daniel escribió

 Sí, por supuesto  como acordamos

- Carolina escribió

 Estoy un poco nerviosa si

- Daniel escribió

 Sí, claro

- Carolina escribió

 ¿ Estas bien ?

- Daniel escribió

 Sí, disculpa solo un poco cansado

Daniel detuvo sus dedos, y miro fijamente la figura de aquel ángel que regalaba su corazón. Algo de aquella figura lo atrapaba.


- Carolina escribió

  Te dejo, mañana nos vemos
  Tienes mi numero por si sale algo y no puedes ir.
  Beso

- Daniel escribió

  Allí estare porque creo que eres un designio

- Carolina escribió

  ! Oh !!! 
  Beso

- Daniel escribió

  Beso

Cerro el chat, la pagina y como ido se quedo sentado, mientras que con dedo se tocaba unos húmedos labios.



( Cuentos vagos )



Sunday, December 27, 2015

Obtuso

Ahora que ha terminado el festín.
Ahora que las horas se estiran para sobrevivir.
¿Que fue del rumor ?
¿Que mentira o capricho lo robo ?

Ahora que estamos en andenes separados,
con los tiempos cortos del que huye.
¿Que fue del deseo ?
¿Que verdad se lo comió ?
¿ O es verdad de que el amor es un monstruo ?

Tu eres leve
yo soy leve.
Tu eres blanco
yo punto de fuga
¿ Pero que somos cuando nos miramos ?
¿ Un recuerdo obtuso que salta cual pez fuera del agua ?
¿ O una epifanía por venir?

Ahora que los cuervos han blasfemado
sobre el cadáver de la sonrisa.
Ahora que sobran flores y faltan letras.
¿ Que fue de la palabra ?
¿ Que orgullo la engaño ?

Ahora que escribo en singular
y que deploro el minuto en mi reloj.
Ahora que camino entre verbos que me espían.
¿ Que fue del corazón ?
¿ Que frío aliento lo vació ?


Friday, December 25, 2015

Marilyn

Tenia los ojos hinchados .Dicen que la mala vida llora de alguna manera en nuestro cuerpo.
Estaba parada bajo el sol esperando que entraran los clientes.
Hubo un tiempo en que fue hermosa. Pero hoy sus encantos yacen pisoteados en el suelo. Yo hace tiempo que la miraba y veía como sus encantos se marchitaban , mas nunca le hablaba.Me contentaba con observarla cuando hacia magia con su belleza, fabricando ensueños en los que la miraban.
Pero la vida siempre cobra por los favores, y habla atravez de alguien .
La vi encender un cigarrillo y desdeñar la sonrisa de un cliente. Murmurar algo parecido a una maldición y hacer una mueca de desprecio mientras el sol la abrazaba.
Me acerque a ella , con la valentía que suelen tener los tímidos y le pedí fuego para mi cigarrillo. Me miro y dijo:
- Pense que no tenias lengua -
- Si, tengo - le conteste
- Pues parece que la ocupas poco -
- Solo cuando es importante -
- Ah, entonces soy importante -
- De alguna manera siempre lo has sido -
- Vete al diablo - me dijo mientras bajaba la mirada
- ¿ Porque estas enojada ? - le pregunte
- ! Que te importa ! -
- Pues me importa tu enojo -
Se hecho a reír mientras lanzaba el resto de cigarrillo
- ¿ Que no ves  como me seco ? -
- ¿ Que no ves como me pisotean con las miradas ? -
Tome su mentón y le dije:
- Hubo un tiempo en que pisabas los ensueños de los que te miraban, y de tu belleza hacías gala-
- ¿ Que no entiendes que ahora debes cancelar ? -

A los días después, una mañana, tomando un periódico me entere que una cierta Marilyn se había quitado la vida. Sentí ese escalofrió que siempre acompaña a la palabra muerte, mas lo apacigüé con mi café matinal; tome el boleto de tren , otro viaje me esperaba , y ese cigarrillo que nunca se encendió.


( Cuentos vagos )

Saturday, December 19, 2015

Azulado

Yo, fugitivo de las luces
me acerco al mar con el pasado apresado en una mano,
para comer su venenosa espuma salada,
miel de avatares y misterios azules
que de noche degustan las estrellas.
Que la luz coral de la luna guié el solido paso de mi pie
entre laberintos de latidos que dejan los humanos en la arena,
pues no he de perder, la ultima ruta,
que hará la inocencia que llevo prendida entre dientes.
Le haré beber esa blanca pena del mar
y los gritos desesperados de la muerte azul,
se ahogara con canciones de ultramar
y cerrara los ojos con sonrisa salina,
soltara a mis suspiros,
que sedientos beberán luz de luna que mira.
Y me volveré faro de ilusiones,
canción a medianoche de quebrantos,
sal en herida de amor,
para guiar los barcos que surcan los abrazos
y a los hombres que vuelven a su amor
con el canto del sol en su piel, canto a la vida,
cual cigarra eterna llena de tiempo.
Ofreceré mi mano  ya perdonada de pasado
a los hombres salinos para su encuentro
y esta sera testigo del beso ansiado
y dios que lo selle,
mas no en la inocencia,
mas si en la azulada verdad con la que habla el tiempo.

Y yo, fugitivo de las luces
seré faro de ilusiones


Sunday, November 29, 2015

Sitial

Adoro el lugar en donde escribo,
porque tiene la paz de lo intransitado
esa calma del descanso.
Porque tiene a esa rubia cerveza 
que le hace guiños a mis neuronas.
Adoro el viento descortés de este lugar,
porque refresca a mis manos
mientras juegan en donde ayer había un festín
de inquietudes humanas.
Lo adoro porque se que nadie me espera , 
a pesar de mi espera, y eso me tensa como cuerda de violín
presta a soltar su mejor nota.
Lo adoro porque escribo en silencio,
recuerdo en silencio, y olvido en silencio,
como los héroes que sostienen,
sin hacer ruido.
Adoro este lugar porque no hay fantasmas en el,
solo los que traigo yo, y a los cuales hago jugar
sin que nadie reclame el bullicio de los latidos.
Lo adoro porque se parece a mi,
te deja estar ,disfrutar y no reclama de las ausencias
 porque ama , siendo solo un lugar.

Casual

Le esta naciendo un corazón
pequeño brote azulado haciendo raíces en sangre,
como nervioso cometa buscando altura,
como labios abiertos en flor.
Como pregunta inquieta
se le viene un corazón.

Le esta naciendo una estrella
cuerpo extraño anidando en piel
tenue brillo con hambre de cegar,
como luciérnaga en intentos de comer sombras.
Como añoranza que desvela,
se le viene una estrella,

Le esta naciendo una mano,
pequeño ramo de brazos que ansían palpar,
azorada inquietud por hablar en piel
como ciego cincel murmurando en la piedra.
Como deseo asustado,
se le viene una mano.

Con el corazón agitado
un lunar ondeando en su mejilla
y la mano en un café,
le esta naciendo una inquietud
como tañido de campana a medianoche.
Como suspiro equivocado,
se le viene una inquietud.

Con el latido acorralado
por el desfile de horas inciertas,
con la mirada cansada de imaginar,
le esta naciendo una lagrima
como desborde de río.
Como tormenta en verano,
se le viene una lagrima.

Con los pasos apresurados
el lunar llorando
y mano temblando
le esta naciendo un tristeza
como pañuelo en despedida.
Como pesadilla en sueño,
se le viene una tristeza.

Ámbar y arena

Hablaba, y yo la miraba
hablaba, y yo la amaba
y un viento de paso otoñal
sus palabras cercenaba.
Yo la escuchaba con la mirada
como las aves escuchan el horizonte.

En sus palabras hilvanadas
con uñas largas se aferraba el pasado.
Quería ser feliz sin jaula dorada
y no en latido perecer.
Como aun lázaro la abrace 
en bienvenida al amor.

Sobre la cama tendido el deseo
en horas largas bajos soles dormitados,
y las lineas de los pechos
auguraban valles de risas y lagrimas.
Encantado la abrazaba,
hablaba y la noche pasaba.

Peregrino rastro siguió mi mano
hasta tocar mas que su nombre,
y cayeron las estrellas sobre su espalda
mientras se quemaban mis horas
en las ribera de sus labios.
Hablaba, y yo la miraba.

Caen los días sobre los pasos
y su latido es austero canto invernal
mas camina entre gentes con su cabellera primaveral,
como desafiando al tiempo.
Callaba y yo la amaba.