Idilio
Aunque escuche el canto final de un cisne,
y mire a la muerte en su cuello,
aun sostengo el latido,
este parpadeo
de ojos llenos de escaleras.
Y digo que amo hasta su ausencia
que se viste dorada,
su sin sentir de días guardados,
y esta hora
que me sorprende en letras que le caminan.
Ellas saben del final,
del día en que la perdieron,
de esa noche llorosa
con los cupidos temblando
en un rincón del alma.
Saben del día siguiente
y del grito de mi corazón,
desde entonces
cuelga disfrazado de corteza
en un árbol que mira una ventana.
Ellas saben ,
pero callan mientras viajan
para volverla a encontrar.
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