Mantel blanco soledad,
llama fuego en el centro
como esperanza de arrabal,
esperanza,
vestida por humo ya prostituido
en cenizas de deseos,
en cenizas de extrañadura
que una espigada copa
a su lado refleja como amante.
Esta es la mesa silente,
ataviada como novia
arrinconada cual olvido.
Esta es la mesa que espera,
a su miedo central,
a su grieta,
a su esperanza,
sonrisa en arrabal
La mesa con copa espigada
y sonrisa dibujada,
la mesa que la sabe.
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