La intentan borrar besos de musas juguetonas,
Que huelen a pobreza , a días apurados.
Pero no encuentran sobre la mesa mi corazón,
Cuando sus sudores algo celestiales
Endulzados en la larga espera de mi verbo , rozan mis labios.
Mas , yo lo abrigo a mi corazón
Con la muerte de los ojos , la llamada soledad
Para que las sedientas flechas de sus miradas
No toquen a la niña que encadena a mi corazón ,
Y las lenguas que destrozan mis labios
No encuentren su nombre detrás de un verbo.
Yace tranquila la noche
De la niña que encadena a mi corazón;
La mía es un campo de batalla
Con las reglas del diablo ,
La copa llena de veneno
Y los poemas que saltan de pestaña en pestaña
Cual ataque de piratas a otra noche sin su noche ,
A otra hora sin la niña que encadena a mi corazón.
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