Sunday, November 23, 2014

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Yo creo que estas disfrazada de deseo,
de orgasmo mal avenido,
de sonrisas preñadas de cierta lascivia
que contagiaste al mirar un cometa
que jugaba a la ronda.

Infinitas estrellas cayeron en tus ojos,
ello ni los los cielos lo niegan.
Ellas se acusan en tus luceros cuando entra la noche
dispuesta a señorear sobre los misterios de tu día,
ellas la guían camino al alba , camino al asombro.

Yo creo que tu caminas equilibrándote
en los suspiros de tus amores,
y que tus pies conocen el frío y el calor,
la arena y el hielo 
de los cuerpos que bajo tu encanto han sucumbido.
De que has caminado en ellos buscando soles 
con la sed que padece la luna por luz,
para poder pastar en el valle de algún pecho,
algún pecho verdadero.

Cuando el sol y la luna ,
un día de amor se desnudaron,
en ti regalaron cósmica piel,
perdición del hombre,
hombre que ve pasear ese polvo estelar
eterna incitación a calmar sed de cuerpo.

Así te paseas como un río
entre bocas arenosas,
manos angulosas,
y a capricho clamas la sed
cual nube en resago de tormenta.

Yo creo que te has cruzado en mi camino
en mi quejido mal parido de una noche de amor,
en esa mirada de puertas abiertas de la seducción,
en la letra que se me ha escapado
camino a un nuevo suspiro,
y en todos los labios que he rozado.



1 comment:

Madys said...

Para el autor, la sensualidad femenina no pasa inadvertida. La capta como imán que atrae sus deseos y los consuma con un dejo de masoquismo al saberla compartida.