Tuesday, November 27, 2012

Tres tiempos

Al Alba

El alba castañea en la ventana y obliga,

el cepillado de dientes,
el agua que en el cuerpo arrasa al ultimo sueño,
la vestimenta que te ha de esconder.
Despedida al aire, que se olvida,
y la llave que acierta y abre el  día.

La llave  abrió el  día, 

el sol obligo a caminar.
Tan corta es el alba , y tan largo el mediodía
que dormir es un milagro 
que las estrellas guardan para regalarlo
cuando el sol ya no las persigue.

Ya llevo horas con el sol arriba,

golpeando mis acciones y decires,
sofocando sentires y pieles.
Como extraño su mano
cuando  recién le  nacían sus dedos solares
y golpeaban la ventana de mi rutina.

El sol huye, como siempre , o se muere

y me obliga a su principio,
duermo y sueño mi rutina
hasta que unos dedos rasguñan mi sueño,
y me obligo a vivir otro de mis  días,
breves como el alba.


La Tarde


Ataviar la tarde para esperar,

esperar a la paloma ver volar,
 a los enamorados sacar el amor a recrear,
y olvidar los pasos que en andas me llevan
para no cansar mi funesta indecisión 
de besar al sol o abrazar la luna.

Este es mi acto favorito y regalón.

Esperar al sol que en alguna nube se diluya
y ver a la luna  recoger sus  últimos suspiros
mientras una siempre viva paloma ha de volar,
porque es un recreo sus alas soltar
al amparo de esta espera que refresca.

Es tan amplia la tarde

¿ que tengo que olvidar ?
¿ renegar los latidos ?
Es tan basto el ocaso;
como para amar y desamar en un paso
como lo hace la paloma en cada vuelo.

Me gusta este acto al atardecer

quizas porque la tarde  también  es una espera;
y también el sol su sueño espera,
y la luna su acto espera......,
y mi acto es espera de sus esperas,
mientras , una paloma en estas horas vuela.


La Noche


Podría haber escuchado su voz

cuando las hojas de  otoño me alcanzaron.
Habría sentido que  volvería en la siguiente primavera.
Silente funeral se le dio a mi corazón;
las hojas son mudas,
y ella  calló.

Aun no termina la conversación  que  definió mi sepultura,

es lo único que habita en mis oídos
mientras me cubre esta estación
con los  matices de la muerte,
de  allí sustraigo su voz , pero no evito mi fin.

Coloco de lado mi cuerpo

así es mas fácil el olvido que entra.
Las hojas otoñales y su ausencia
hacen el resto,
mientras , me convierto en lejanía
liviana carga para las hojas.

Ya sobre mi unos minutos de mortandad,

y la llamo,
escucho su voz vestida en la indiferencia.
Ahora entiendo el sueño que me perdió,
ahora acepto el silencio de mis sepultureros.
Les ayudo llorando ingenuidades.

El amor es maleza abrasadora

eso escribieron mis sepultadores,
cierta  razón tenían las otoñales hojas, y su ausencia,
sabían de abrazos que pierden.
Ahora entiende mi tiempo, la hora doliente,
la hora indiferente que sepulta.

3 comments:

Menta said...

andube por aqui,deja el sol y su luz,brindale una sonrisa,piensa que la vida esta llena de tiempos y a veces adversas.recibe un abrazo apretadoy un cerrito de besitos

María Eleonor Prado Mödinger said...

Saberte poeta es un acontecimiento para mí, tienes una forja estupenda, me llena de alegría encontrarte en la literatura.

María Eleonor Prado M.-

jaime said...

...el que tu mirada pasee entre estas letras...las refresca,,,,un placer Maria